Con puntualidad británica se presentaron en mi casa los únicos valientes que se atrevieron a acudir a la llamada de la aventura, todos menos Abel que ya salió a las Nieves directamente. El termómetro del coche bajaba su temperatura drásticamente a medida que nos acercábamos a nuestro punto de encuentro oscilando siempre entre los 2 y los -1 un grados. Nuestros miembros se congelarían nada más salir del coche, bragas, gorros, guantes y polares se hacían imprescindibles para encarar los 36 kilómetros en bici y los casi 15 del senderismo. Un año más el club ciclista lamprea nos daba la oportunidad de disfrutar de una agradable mañana de deporte, buen rollo y naturaleza, eso sí, todo ello al módico precio (ejem) de 6+8 euros para los ciclistas y 4 para los senderistas.
Todo estaba listo, Silvia y Sara fueron directamente a tramitar sus inscripciónes mientras nosotros terminábamos de ponernos a punto para empezar a pedalear. Los acordes del solo de guitarra de The Storm Still Rages de Orphaned Land en mi espalda anunciaban que Abel ya estaba en Las Nieves listo para unirse a nosotros. Como flechas fuimos hacia la salida ya que era bastante tarde y aún teníamos que entregar los justificantes de pago y pillar los dorsales. En este punto me gustaría hacer una pequeña puntualización y no es más que comentar que dicha labor ha sido realizada durante todas las ediciones pasadas por quien esto escribe y este año fue Iago el encargado de hacerlo y para sorpresa de todos nos llega con que le tocaron unas zapatillas de descenso (ya sabes chaval, desde ahora tienes una nueva responsabilidad). Lejos de constituir un alivio fue todo lo contrario ya que esto suponía que había que volver de nuevo al coche para guardarlas y ya ves al Cheri con la caja de las zapatillas en un brazo, los dorsales en la boca y pilotando con una mano una máquina de carbono en dirección contraria esquivando a decenas de ciclistas que se apresuraban a la línea de salida. Gracias a la pericia de este consagrado piloto no hubo mayores percances. El coche de Abel estaba a medio camino y ya sobre la campana dejé las zapatillas y nos unimos al pelotón para comenzar nuestra andadura.
Como por ahora sólo sigo siendo un ser superior pero sin la capacidad de estar en varios sitios a la vez sólo podré relatar aquí lo acontecido durante los 36 kilómetros de ruta en bicicleta ya que desconozco el recorrido realizado por Silvia y Sara aunque las animo a que lo escriban y me lo manden y será colgado en el blog sin ningún tipo de censura y sin cambiar ni una sola coma.
Cierro los ojos y trato de recordar lo acontecido durante esa mañana pero la mente se me nubla, no sé si debido al tiempo que ha pasdo o que mis neuronas todavía sigen bajo el influjo de los efectos del severo frío al que se vieron sometidas. Aún así haré un esfuerzo y las estrujaré e intentaré sacarles alguna imagen que sin duda tendrán por ahí escondida.
Tras una breve rampa de asfalto pronto nos adentramos en el monte por una suave pista que discurría bastante llana en sus primeros metros y que era perfecta para comenzar a desentumecer los músculos del severo frío que nos azotaba. Por lo general son estos primeros kilómetros donde el frío se hace más patente pero a decir verdad, y no sé si es porque íbamos muy bien abrigados, la sensación no era tan extrema como esperábamos. Sobre un pelotón de 700 bikers estaríamos más o menos entre los 250 primeros, viendo en ocasiones la cabeza de carrera y sin perder de vista a Ezequiel y su compañero que más bien parecía que estaban en la barra de algún bar comentando la dura semana de trabajo que pedaleando por el monte a 1 grado centígrado. El terreno en los primeros kilómetros no era excesivamente duro, manteniéndose bastante estable sin repechos dignos de mención hasta que llegó el cartel que rezaba: "primeiro kilómetro de apretar o cú", un duro repecho de piedras que nos obligó a subir unas cuantas coronas (nunca el molinillo) para encararlo con más comodidad. Las roderas de barro estaban muchas veces congeladas y había que tener cuidado a la hora de cruzarlas porque podías llevar algún que otro susto. En otros tramos el hielo cubría parte de la pista y nos recordaba que el frío y la altitud seguían presentes.
A partir de aquí la marcha se tornó algo más dura ya que teníamos que encarar los últimos kilómetros que nos separaban del avituallmiento y ahora casi todo lo que quedaba era subida. Una subida larga pero que a un ritmo adecuado se llevaba sin mayores problemas que finalizaba en otro repecho duro y potente (Banzai, comentario sólo para entendidos) repleto de piedras y con un tramo totalmente cubierto de hielo que hizo resbalar a muchos de nosotros y que nos obligó a echar pié tierra. Fue precisamente a esas alturas de la marcha cuando una tímida lluvia en forma de pequeñas densas gotas de algo parecido a la nieve nos avisaba de lo que estaba por venir. A estas alturas los piés eran la parte del cuerpo que más notaba los rigores del frío pero el avituallamiento estaba a dos pasos y a eso de las 11 más o menos ya estábamos degustando el sabroso requesón con miel y sobre todo el imprescindible caldo que reativó todonuestro cuerpo en cuestión de minutos. Sinceramente estos fueron los momentos donde más frío pasamos ya que al estar parados tanto tiempo nuestros miembros (todos ellos) comenzaban a resentirse de verdad.
No me quiero olvidar de las tres tazas de caldo y dos raciones de requesón con miel que el Señor Leirós se metió entre pecho y espalda (así baja de rápido el cabrón). Y a partir de aquí llegó la magia.
Salimos del avituallamiento y comenzamos a subir por una pista ancha que nos conducía a los gigantes blancos de enormes aspas que recogían toda le energía que el viento les brindaba, y a decir verdad era mucha la energía que transformaban ya que de nuevo como en Manzaneda el dios Eolo no quería perderse el acontecimiento. Entre las potentes ráfagas de viento los copos de nieve comenzaron a surcar el ambiente, primero en tímidas pinceladas blancas que terminaron por convertirse en una contundente cortina que hizo las delicas de todo el mundo (menos de Dani y Casalini si estuvieran allí claro, que ya estarían protestando). La gente se paraba y hacía fotos, contemplaba la bella estampa y gravaba para siempre en su retina aquellos inolvidables momentos. Nosotros tampo éramos ajenos a todo aquello y una nerviosa sonrisa se dibujaba en nuestros rostros como en el de un niño en la noche de Reyes. Fue precisamente en esos instantes cuando Silvia y Sara llegaban al avituallamiento. El viento era ahora muy fuerte y la nieve caía con intensidad, Balbís había desaparecido y Abel, Iago y yo seguíamos con las fotos y los videos. Tras pasar junto a numerosos molinos de viento por fin llegamos a la trialera y comenzamos a bajar, Iago con suss caldos y requesones pronto se puso en cabeza y desapareció monte abajo. Si bien este primer tramo de bajada no era especialmente bonito la nieve obró que este se tornara en una bajada inolvidable, encarando las curvas y el estrecho sendero con una sensación realmente increíble. Había tramos en los que había que bajar con cuidado ya que entre el hielo, la pendiente y la inclinación lateral del terreno era muy fácil perder el control de la bicicleta. La nieve seguía cayendo cuando llegamos a una parte mucho más boscosa y más bonita. A pesar de la concentración exigida para la bajada el disfrute de ver la nieve cayendo sobre ti en aquel inmejorable marco no tenía precio, el suelo crujía a nuestro paso y las cubiertas resbalaban en las curvas más cerradas y peligrosas. En definitiva, uno de los descensos más especiales que hemos hecho nunca y que tardará en borrarse de nuestra memoria.
La trialera terminaba en una carretera, la nieve caía ahora con más fuerza que nunca.
A pesar de haber descendido bastante metros la nieve quería seguir colmándonos con su belleza y nos acompañó un buen rato más. El trazado era ahora una pequeña mezcla de subidas y bajadas que serpenteaba por diferentes terrenos, desde zonas totalmente anegadas de agua y barro convinándose con tramos de buen firme e incluso de asfalto. Algunos de los tramos de barro eran auténticos lodazales que hacían que fuera difícil mantener la bici en equilibrio pero que eran la guinda perfecta para un final de etapa que estaba a punto de llegar. No contactaríamos con Balbís hasta la linea de meta aunque nos contó posteriormente que parte de la trialera no la hizo al confundirse de camino el grupo con el que iba. En resumen, 36 kilómetros de dureza media que nos hicieron vivir momentos realmente inolvidables. Tras el lavado de las bicis nos dirigimos a los coches para cambiarnos y dar por finalizado el día de Mountain Bike. Iago y yo decidimos tomarnos un café mientras esperábamos por Silvia y Sara que llegarían una media hora más tarde. Por su parte Abel y Balbís marcharon antes.
Las chicas vinieron con un muy buen sabor de boca con la ruta de senderismo, la nieve también les hizo el camino mucho más ameno y sin duda disfrutaron de ella tanto como nosotros. Las zonas del río por las que pasaron también fueron de su agrado y el balance final ha sido muy positivo. Para el año serán ellas las que hagan la bici y nosotros el trek.
Esto es lo que ha dado de sí la XVII edición de la Marcha del Requesón, esperamos volver a estar para el año disfrutando una vez más de todo esto que nos apasiona.
2 comentarios:
COMENTARIO DE TEXTO
Cierro los ojos y trato de recordar lo acontecido durante esa mañana pero la mente se me nubla.....ESO ES HIPOTERMIA CLARISIMA!!!!
Entre las potentes ráfagas de viento los copos de nieve comenzaron a surcar el ambiente, primero en tímidas pinceladas blancas que terminaron por convertirse en una contundente cortina que hizo las delicias de todo el mundo (menos de Dani y Casalini si estuvieran allí claro, que ya estarían protestando)SIIIII, SE DE UNOS QUE LLEVABAN DOS DIAS PARADOS EN EL PUERTO DE PAJARES SIN COMIDA Y SIN NADA QUE TAMBIÉN DIJERON LO MISMO "FIJATE EN ESAS TIMIDAS PINCELADAS BLANCAS, QUE BONITOOOO"....
Estos han sido los héroes
HEIDI (IAGO), EL ABUELO (EL CHERI), PEDRO (ABEL) y COPITO DE NIEVE (BALBIS)...AAH! Y SILVI Y LA AMIGA (LA SEÑORITA ROTTELMEIER Y CLARA) NO TE JODE!!!!!
*para los muy jovednes, decir que copito de nieve era una cabra (como anillo al dedo)!!!
espero relato mas coherente y menos mermeladas en forma de comentario de abel....
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